Enormes esfuerzo cooperativo tras las inundaciones en el Noroeste bonaerense

En General Villegas, donde la distribución y el mantenimiento de una extensa red de tendido eléctrico rural está a cargo de los propios vecinos organizados en cooperativas, el 70 por ciento del territorio quedó bajo el agua.

Las abundantes precipitaciones que se produjeron a mediados de octubre en la región noroeste de la Provincia de Buenos Aires afectaron de forma muy grave a las cooperativas, especialmente, a la de servicios públicos de General Villegas.
El temporal, que trajo fuertes ráfagas vientos además de una impresionante cantidad de agua, anegó gran parte del territorio, incluido los caminos rurales y puso en peligro la normal prestación del servicio eléctrico en toda esa zona.
La ciudad cabecera amenazada por una importante masa hídrica, varios pueblos aislados y un panorama desolador para el sector agropecuario de una de las regiones más productivas del país, describió en un comunicado la Federación de Cooperativas de Electricidad y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires (Fedecoba).
En Piedritas, una de las localidades del distrito, la cooperativa eléctrica adecuó su salón de usos múltiples para poder albergar familias que deban ser evacuadas. «La buena predisposición del personal, que no escatima esfuerzos, nos permite mantener a todos los usuarios con servicio eléctrico, aunque es complejo el mantenimiento y los costos para la cooperativa son preocupantes», explicó el gerente de PiedriCoop, Miguel González.
Hacia el límite con la provincia de Córdoba, las líneas eléctricas rurales de la Cooperativa Eléctrica de Charlone están prácticamente todas en el agua. En efecto, la producción lechera es tuvo siendo extraída de los campos en carros y tractores. El viento también generó trastornos al tirar abajo más de 70 postes de madera y cemento del tendido eléctrico.
La localidad de Santa Regina, rodeada por accesos de tierra, permanecía prácticamente aislada al cierre de esta edición. La obra de ampliación de la estación transformadora que abastece a esa localidad, a Villa Saboya y a Cañada Seca tuvo que ser frenada de inmediato. «Hace un año que no podemos ingresar con una grúa pesada porque el acceso está lleno de agua y no hay piso para trabajar. Todo indica que pasaremos otro verano sin poder ampliar la potencia», lamentó el gerente de la Cooperativa Eléctrica de Cañada Seca, Juan Barrios.