Adentro y afuera debemos ser iguales

(Por Carlos Andrés Mansilla*).- En el primer mundo hay más cooperativismo, no menos, y quizá por eso sea, entre otras cosas, que han logrado ser sociedades más desarrolladas y mas justas.

Fue muy positivo para Cooperar cumplir con la responsabilidad de organizar una nueva misión comercial con distintas cooperativas de nuestro país. Conformamos un muy buen equipo de trabajo y tuvimos resultados positivos tanto en Francia como en Bélgica.

A pesar de la circunstancia de que finalmente no viajó el presidente de la Nación, como sí había ocurrido en la anterior misión a India y Vietnam, tomamos la buena decisión de ir igual. Los embajadores en París y en Bruselas nos recibieron muy bien y pudimos plantear nuestra agenda tanto con ellos como con los representantes de las cooperativas europeas asociadas a la ACI.

A propósito del cooperativismo en aquellas latitudes, tiene muchas cosas para mostrar y en varias nos vemos reflejados. Podría decirse que históricamente no tenemos demasiado que envidiarle. De hecho, cuando el cooperativismo argentino sale afuera y se puede comparar, muestra muy buenas experiencias y desarrollos similares a los de otros países que se consideran habitualmente como el primer mundo.

No en vano Ariel Guarco es el presidente de la Alianza Cooperativa Internacional. Indudablemente es por sus condiciones personales y es también porque se sustenta en un movimiento cooperativo nacional que involucra a unas 16 millones de personas y que está presente desde hace más de 100 años en casi todas las ramas de la economía y la vida social de gran parte del territorio nacional.

Ahora bien, en esas otras sociedades que podríamos calificar como más desarrolladas que la nuestra, tenemos que hay todavía más presencia cooperativa. En Francia, por caso, estas empresas detentan el 30% de la actividad de banca minorista, el 40% de la industria alimentaria y el 30% del comercio minorista. Existen en el sistema educativo más de 50 mil cooperativas escolares.

En el primer mundo hay más cooperativismo, no menos, y quizá por eso sea, entre otras cosas, que han logrado ser sociedades más desarrolladas.

En estos países, cada vez más ciudadanos eligen las energías renovables. Lo hacen a través de la figura cooperativa. Hay algunas organizaciones muy nuevas, de menos de 5 años, donde los socios incluso están dispuestos a pagar un poco más por consumir energías renovables y eligen este tipo de organizaciones.

A la hora de consumir alimentos, las cooperativas sirven tanto al sector de menos ingresos, que busca precios más bajos, como a los sectores medios o medios-altos que buscan calidad, productos orgánicos y trazabilidad local comprobada.

En Argentina tenemos cooperativas centenarias dedicadas al consumo y a la distribución de energías, pero el contexto es diferente, por supuesto. La discusión aquí está centrada hoy en cómo instrumentar precios accesibles o cómo hacer que las familias puedan o no pagar las tarifas de servicios esenciales. En cualquier caso, acá o allá, desde el punto de vista del consumidor la cooperativa es una herramienta eficiente y válida.

Para quienes tuvimos la oportunidad de realizar esta gira es una enorme motivación ver que en otras sociedades las cooperativas pueden crecer y dan oportunidades a la gente para producir, consumir, ahorrar y educarse mejor. Vivir mejor.

Desde nuestra Confederación estamos bien encaminados para consolidar estos modelos. Nos entusiasma que en las embajadas argentinas esto sea bien recibido y esperamos que los gobiernos en nuestros territorios tomen nota y nos ayuden a seguir consolidando este modelo de desarrollo asociativo. Adentro y afuera.

*Carlos Andrés Mansilla, secretario de Relaciones Internacionales de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar)

Mansilla integró la delegación de Cooperar que fue recibida por los embajadores en Bélgica, Francia y la Unión Europa.