Con una mujer al frente, El Hogar Obrero cumple 115 años

Adriana Kreiman es la primera en presidir la cooperativa que recibió, en 1905, la matrícula Nº1.

El domingo 30 de julio de 1905, un día de frío y lluvia en Buenos Aires, diecinueve ciudadanos “llenos de esperanzas pero también de profundas convicciones” dieron nacimiento a una institución que con el tiempo llevaría el Nº 1 en la matrícula de las cooperativas argentinas y sería la primera entidad no europea admitida en la Alianza Cooperativa Internacional.

Nacía así El Hogar Obrero (EHO), “con la pretensión de buscar una mejor calidad de vida para sus asociados y que, a lo largo de estos 115 años, llevó a cabo un aporte de relevante significación para el afianzamiento y desarrollo de la economía social y solidaria en el país”, señalaron desde la entidad.

Adriana Kreiman es la primera mujer en presidir esta centenaria cooperativa, que luego de incursionar en el supermercadismo y sufrir una crisis casi terminal en la década del noventa, resurgió de las cenizas y hoy está llevando adelante nuevamente proyectos habitacionales.

“Estamos muy entusiasmados con esta nueva etapa. Hemos sabido superar las dificultades siendo fieles a los principios y valores cooperativos, y retomando lo que fue nuestra actividad hace más de un siglo. Queremos seguir aportando a la satisfacción de las necesidades de las familias trabajadoras.”

Kreiman, que forma parte del Comité de Equidad de Género de la Confederación Cooperativa (Cooperar), contó a La Gaceta de Cooperar que recién terminaron un barrio con 152 viviendas en Paso del Rey, partido de Moreno, y que tienen cuatro proyectos habitacionales en marcha, dos en la Ciudad de Buenos Aires y dos en Morón.

En un mensaje institucional, la actual conducción de El Hogar Obrero recordó “a todas y a todos los dirigentes que, en más de un siglo de vida, unieron fidelidad a los principios y se consagraron a la acción con probada capacidad y honestidad” y rescató las “importantes realizaciones mensurables económicamente y también la persistente tarea educativa y cultural destinada a la formación de relaciones humanas basadas en los principios y valores del cooperativismo”.

La cooperativa consideró que “la trayectoria cumplida marca el acierto de aquellos que pusieron la piedra basal para crear un sistema que tenga en cuenta al ser humano, respetando el ambiente y siendo el cimiento de nuevas y futuras concreciones, orientando todo su esfuerzo y potencial hacia la búsqueda de una sociedad más justa y solidaria”.