Nuevos paradigmas para salir del encierro

Las cooperativas están siendo protagonistas de un cambio de paradigma a la hora de cuidar a personas mayores o a niños, de incluir a quienes padecen enfermedades mentales o de reinsertar socialmente a quienes fueron privados de su libertad por cometer delitos.

Varias experiencias demuestran que la desmanicomialización tiene una base insoslayable en los valores de la ayuda mutua y la cooperación. Es impensado, en efecto, la reinserción social por propia cuenta de alguien que ha sido absorbido por las instituciones de encierro. El sector cooperativo de la salud puede ser considerado dentro de los cuatro actores en el sistema sanitario, junto al público, las obras sociales y la medicina prepaga.
«La ley de Salud Mental se cumple parcialmente, ya que no se avanzó por parte del Estado Nacional ni los Provinciales en cuanto a programas de prevención y asistencia en diversas patologías y se han desactivado pogramas, dejando lugar a que los privados y particulares tengan que resolverlos», señaló Susana Gerszenzon, integrante de la cooperativa Atico.
Acerca de las posibilidades ofrecidas por el modelo cooperativo, aclaró que no fue tomado en cuenta a la hora de tratar la ley. «Se contempla que podamos ser efectores, por lo que quedamos equiparadas a otras empresas sin tener en cuenta nuestras características, no tener fin de lucro, la permanencia en las comunidades, nuestros principios y valores.»
En Rosario, un grupo de jóvenes que concurren al centro de día de la cooperativa Communitas se formó en tecnicatura escénica con sonidistas e iluminadores profesionales, respaldados por la Casa Terapéutica Productiva, y pusieron en marcha un emprendimiento que ya es proveedor de la Municipalidad, entre otros.
Las empresas sociales, de larga trayectoria en países como Italia, también demuestran resultados positivos en nuestro país. La Huella está conformada en el ámbito del neuripsiquiátrico Borda y permite a muchos pacientes re-insertarse en el mundo laboral a través de la fabricación de muebles en los que vuelcan creatividad, singularidad y sustentabilidad.
La reinserción a través de la organización cooperativa es un hecho contrastable también en el ámbito carcelario. Kabrones, que fabrica ropa de trabajo y prendas para otras empresas -entre ellas, cooperativas de servicios públicos- y para organismos públicos, es la más conocida de un grupo de diez unidades productivas autogestionadas por trabajadores que están o estuvieron privados de su libertad.
La psicóloga social Marita Suárez está a cargo del Área de Cooperativismo en Contexto de Encierro y Liberados (Accel) de Fecootra, desde la cual acompañan estos procesos. «La persona que ha pasado por la cárcel, en la mayoría de los casos, no cuenta al salir en libertad con la posibilidad de un trabajo digno que permita su subsistencia y la de su familia», diagnostica. Al contrario, «tiene antecedentes penales y poca experiencia laboral, encuentra una sociedad hostil a contratar su mano de obra y esto hace una doble carga por el estigma y la condena social».
Si bien se trata de poblaciones en circunstancias totalmente distintas, los geriátricos también ofician en líneas generales como instituciones de encierro. Por eso hay otra mirada según la cual ese debe ser el último recurso.
En sus casas y no en un geriátrico fue, en efecto, la consigna que movilizó a casi un centenar de profesionales marplatenses para conformar, allá por 2008, la Cooperativa de Cuidadores Domiciliarios. En octubre de 2015, fue declarada de interés municipal no solamente por su labor con los adultos mayores sino por su rol clave en la capacitación de nuevos agentes, junto con la Facultad de Psicología de la Universidad de Mar del Plata y distintos gremios.
En otros casos, el cooperativismo puede practicarse también dentro de los hogares, como ocurre en Esquel con la autogestión del Tiuke Wuillitu. Se trata de un emprendimiento privado que fue a la en quiebra y, entonces, fue reconvertido por sus trabajadoras, quienes conformaron la cooperativa Manos Unidas y recibieron inmediatamente el apoyo de las familias.
En Oncativo, la Cooperativa de Servicios y Obras Públicas construyó un predio de 13.700 metros cuadrados especialmente pensada para la tercera edad. «El principal objetivo -sostienen- es contribuir a un cambio valorativo de la vejez en la sociedad, ya que en la actualidad los hogares de ancianos o geriátricos suelen ser depósitos de nuestros abuelos. Se pretende mejorar las condiciones en la comunidad para facilitar una plena integración.»

Fotos: La Huella empresa social / Kbrones / Communitas

Propuestas innovadoras


Se viene el I Encuentro latinoamericano de Cooperación Social y Economía Solidaria y II Encuentro Nacional de Empresasa Sociales de Salud Mental