«Es indispensable que los graduados entiendan que estamos ante una lógica de asociado-empresa y no empresa-cliente»

Dialogo Del Rector De La Universidad Nacional De La Pampa, Oscar Alpa, Con Federada Salud.

“El gran tema es visibilizar y mostrar a las entidades de la economía social, como son las mutuales y cooperativas, que están hermanadas en sus principios y funciones, y en algunos lugares de Latinoamérica funcionan de manera muy similar”, sostuvo el rector de la Universidad Nacional de La Pampa, en un diálogo que tuvo con la Mutual Federada Salud en ocasión de conmemorarse el Día Nacional del Mutualismo, el primer sábado de octubre.

La Universidad Nacional de La Pampa es pionera en elaborar dos publicaciones con nociones básicas de cooperativismo y mutualismo para ser incorporadas en las carreras de Contador Público y Abogacía de las universidades nacionales. Alpa, además de dar lugar al cooperativismo y al mutualismo desde la academia, participa regularmente de instancias de educación e investigación junto a Cooperar y la Alianza cooperativa Internacional, entre otras entidades del sector a nivel nacional, regional y global.

¿Por qué cree que las mutuales y cooperativas se ganaron un lugar de protagonismo en muchas localidades del interior de nuestro país?
-Las mutuales y cooperativas tienen un ámbito de actuación que es muy amplio. En mi provincial, por ejemplo, las cooperativas eléctricas se encargan del 100 % de la distribución eléctrica y a su vez son la principal empresa en muchas localidades. Por eso, y tomando la pregunta, cuando a veces en los cursos de cooperativismo se les pregunta a los chicos “¿Por qué crees que se pensó en una cooperativa para distribuir energía?”, muchas veces responden “Porque no había otra forma”, cuando en realidad ese tipo de organización se pensó para poder competirle a un monopolio privado que distribuía la electricidad hace 90 años, y luego la cooperativa se transformó en un actor fundamental, movilizando la economía local y la comunidad. También es el caso de las mutuales y cooperativas de trabajo; o las cooperativas de consumo, como la Obrera de Bahía Blanca, o las vitivinícolas, que si no estuvieran no existiría la posibilidad de regular el mercado y el precio del vino; o las cooperativas de cable, que logran bajar el valor de este servicio para toda la comunidad. Por eso creo que ese protagonismo, se ganó a partir de ser capaz de dar respuesta a necesidades muy concretas.

¿Cómo se gestó el proyecto de edición de los libros de cooperativismo y mutualismo para las carreras de Contador Público y Abogacía que lideró la Universidad de La Pampa?
-Una resolución de la CONEAU de 2017 determinó que los temas de cooperativismo y mutualismo tienen que estar como un punto más en los planes de estudio de las carreras de Contador Público y Abogacía. A partir de ahí, y gracias al trabajo de muchas personas de distintas entidades de la economía social, se editaron estos libros, que en un principio fueron financiados por la Secretaría de Políticas Universitarias, y que son gratuitos para todas las bibliotecas de las universidades públicas y privadas del país.
Si bien todavía estamos en el proceso de acreditación por parte de la CONEAU, lo cierto es que fueron impresos hacia fines de marzo y enviados a las universidades, pero por la pandemia decidimos transformarlos digitalmente y también ponerlos a disposición de esta manera.
Nos falta trabajar en la presentación de los libros, que por obvias razones no hemos podido realizar, y por otro lado seguir difundiéndolos, porque si bien pueden estar en los planes de estudio, después es el docente quien decide cómo dictarlo y no está determinado si se va a tratar de una materia exclusiva o de un ítem más dentro de una existente. Lo ideal sería pensar en algo transversal. Estas son todas cuestiones que también tenemos que plantearnos.
No obstante lo expuesto, quiero ser sincero. Hay una resistencia histórica a estos temas en el sistema universitario, por lo que tenemos que seguir trabajando para visibilizar las ventajas de la economía social, que por ahí emergen en situaciones económicas complicadas, como la que está atravesando nuestro país. Por ahí a las empresas extranjeras no les cierra un negocio y se van, mientras que las empresas de la economía social están siempre ahí, al lado de su comunidad.

¿Cómo evalúa la relación entre nuestras entidades y la universidad? ¿En qué medida nuestra filosofía está cerca de los estudiantes?
-Yo creo que el acercamiento siempre es mutuo Muchas veces las cooperativas y mutuales no se acercan a las universidades y las universidades tampoco a la economía social. Un tema que siempre me planteé viniendo de las ciencias económicas, pero pensando también en el derecho, es que formamos profesionales para la empresa privada y no para la economía social, cuando muchas veces lo primero que va a buscar una cooperativa o una mutual es un contador o un abogado para que lo asesore. Al no conocer el funcionamiento del mutualismo y el cooperativismo, estos profesionales terminan asesorando a nuestras entidades como si fueran empresas comerciales, que buscan el lucro del capital y no el beneficio de sus asociados.
Entonces, el primer gran tema es que estamos formando profesionales lejos de la economía social, y a su vez, al formarlos fuera de este ámbito, estamos transformando a nuestras organizaciones solidarias con un pensamiento de economía de lucro. Y quiero ser claro. Yo no estoy en desacuerdo con una u otra forma de organización, pero una cosa son las empresas de capital y otra las empresas de la economía social.
Por ejemplo, por mi profesión de contador muchas veces me tocó trabajar con los balances de las cooperativas, y de ahí surgió la pregunta de cómo los hacemos en nuestras entidades. En una empresa de capital privado, el primer dato que se mira en un balance es el resultado, para determinar cuál fue la ganancia. En el caso de las entidades de la economía social, el beneficio va a ser siempre para los asociados, no para la empresa. Así, una mutual o cooperativa va ser exitosa en la medida que sus beneficios lleguen a los asociados. Lo mismo vale para los estudiantes de derecho, que van a ser los futuros jueces, y muchas veces van a tener que dirimir en distintos temas. Es indispensable que entiendan que estamos ante una lógica de asociado-empresa y no empresa-cliente, y son cuestiones que hoy en día no están en discusión en el sistema universitario. Como les digo a veces a los estudiantes de estas carreras, cuando salgan de la universidad seguramente no van a encontrar muchas empresas que coticen en bolsa, pero sí muchas mutuales y cooperativas, que son las que van a tener que asesorar.

¿Desde la universidad, cuál es hoy el principal vínculo entre estos profesionales y las empresas de la economía social?
-Hoy el principal vínculo son las pasantías. De todas formas, creo que tenemos que trabajar mucho más para que esta relación sea de ida y vuelta. Por ejemplo, para que aquellos que realizan especializaciones o cursos en temas de la economía social, puedan tener una experiencia concreta en alguna de estas empresas. Hasta ahora, al menos en mi opinión, la universidad tomó al cooperativismo y al mutualismo como objeto de investigación, más que como una relación educativa o de extensión. Entonces, los que somos parte de la economía social también nos quedamos en ese lugar de “estar para que nos observen”. Hay que trabajar muy fuerte en el sentido de mostrar el mutualismo y el cooperativismo en la práctica. Muchas veces, acá en La Pampa, le preguntás a un chico si conoce lo que es una cooperativa y lo asocia con la factura de la luz, lo que demuestra que la economía social tiene un peso o un protagonismo en la vida real, que no siempre es percibido, y esto no pasa solo con los estudiantes de económicas o derecho, si no con todas las carreras. Son muy pocos los que ven a las mutuales y cooperativas como lugares para trabajar y desarrollarse profesionalmente. Por eso, hay que profundizar este camino de trabajo entre la universidad y las empresas de la economía social.

¿Cómo ve el presente y el futuro de la educación en tiempos de pandemia?
-Hoy, hablando a mediados de octubre, porque esto es día a día, y sin saber cómo puede seguir desarrollándose la pandemia, creo que tenemos varios meses más de virtualización y educación a distancia por delante. Seguramente vamos a ir hacia una nueva normalidad, y esto implicará distanciamiento y todas las medidas que conocemos. Sin embargo, todos sabemos que esto llevado a la realidad de nuestra universidad, es pensar en solo el 20 % de los estudiantes que habitualmente entraban en nuestras aulas, por lo que es todo un desafío pensar en esta nueva normalidad con la estructura edilicia actual. Lo que también tenemos que ponernos a pensar, cuando todo esto se normalice, es qué le deja la virtualidad a la universidad. Yo creo que es un sistema que tenemos que mantener, porque ha sido importante lo que hemos aprendido en la virtualización. Creo que vamos a ir hacia un sistema mixto, porque la presencialidad también es importante, y tenemos que ver qué contenidos podemos trabajar en modo virtual y cómo jerarquizar el encuentro presencial. La virtualización nos permite, por ejemplo, tener docentes de todos los lugares del mundo en nuestras clases, herramienta que ya estaba, pero que no usábamos, y que, si usamos bien, nos permite democratizar el acceso a la educación superior, siempre y cuando garanticemos conectividad. Creo que podemos llegar a muchos lugares a los que antes no podíamos llegar, sin perder el tema de la presencialidad, que es muy importante.


Hacia un nuevo sistema educativo

“Hay que establecer una diferenciación entre la virtualización y la educación a distancia, porque lo que hicimos durante toda esta pandemia es utilizar las herramientas virtuales como si fueran presenciales. En este sentido, un sistema pedagógico de educación a distancia tiene otras herramientas y esto se vio reflejado especialmente en las dificultades que muchas universidades tuvieron a la hora de tomar los exámenes finales. Todavía tenemos un formato de una universidad de hace 100 años, con un docente que da una clase magistral, cuando todo ha cambiado. Esta pandemia nos ha demostrado que es posible virtualizar, y la universidad argentina, a pesar de las dificultades, ha logrado hacerlo. Entonces, el desafío es avanzar hacia un sistema educativo universitario que se adapte a un sistema de educación a distancia.