«La cooperativa es un modelo eficiente en lo pequeño y en lo grande, en crisis y en desarrollo»

Entrevista a Ariel Guarco en el periódico español Expansión.

«No somos el furgón que va recogiendo a los heridos que dejan otros modelos económicos», destaca Ariel Guarco, presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, galardonada con el premio Denon Artean. Según dice, los ODS son un objetivo de las cooperativas desde antes de que se acuñara el término.

El Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi entrega este miércoles el premio Denon Artean a la Alianza Cooperativa Internacional, un organismo fundado en 1895 para promover el modelo cooperativo. Esta entidad agrupa a 318 organizaciones de 112 países y representa a 3 millones de cooperativas.

Su presidente, el argentino Ariel Guarco, ha viajado a Euskadi para recibir el premio y para defender un modelo de empresa «eficiente en tiempos de crisis y de desarrollo».

– Como representante de una organización internacional, ¿qué percepción tiene de Euskadi como referente del cooperativismo?

Uno tiene una visión global e, indudablemente, en todo el mundo hay nichos de cooperativismo que sobresalen por encima del resto. Y el País Vasco es uno de ellos, es un faro hacia donde miramos muchos. Antes de ser presidente, he venido aquí a formarme porque es una referencia como cooperativismo innovador, creativo, comprometido con lo empresarial.

– ¿En algunos países sigue siendo un reto para las cooperativas que se les considere parte del tejido empresarial?

En la Alianza Cooperativa Internacional tuvieron que pasar 100 años entre la primera declaración de identidad de qué es una cooperativa hasta que se incluyó la palabra empresa. Pero en Euskadi lo tienen muy claro. Las cooperativas somos empresas que tenemos mayores dificultades que otras porque tenemos que ser eficientes económicamente en un mercado que es el mismo para todos. Pero tenemos que tener responsabilidad social para que esa eficiencia se traduzca en mayores posibilidades para todos. En algunas comunidades nos olvidamos de ello, pero en el País Vasco se tiene ya superado.

– ¿Cómo son las cooperativas del mundo?

Son muy diferentes. Por ejemplo, en Argentina tenemos cooperativas de servicios públicos, que no existen aquí. En el País Vasco trabajan en la industria y tienen como principal objetivo generar más y mejores puestos de trabajo todo el tiempo. También está el cooperativismo agroalimentario que intenta unir los dos componentes de la

cadena de valor, que son quien produce y quien consume. En los países nórdicos hay mucho cooperativismo de consumo. Y en Italia, al igual que el sudeste asiático, se está desarrollando una tendencia que es el cooperativismo de cuidado. La ACI integra toda esta diversidad.

– Cuando hay una crisis, siempre se lanza el mensaje de que las cooperativas aguantan mejor. ¿Se habla poco de este modelo cuando la economía va bien?

Está claro que reaccionamos mejor porque estamos comprometidos con las comunidades donde desarrollamos nuestras actividades. Entendemos al ser humano como el centro de nuestro desarrollo. Es muy fácil para nosotros ser resilientes porque las decisiones son democráticas. Pero tiene que quedar claro que no somos el furgón que va recogiendo los heridos que dejan otros modelos económicos. Somos un modelo económico, social, ambiental, cultural, que es eficiente en lo pequeño, en lo grande, en periodos de crisis, pero también en tiempos de desarrollo. Mi tarea fundamental, como presidente de la ACI es hablar con gobiernos para tener la incidencia necesaria para que entiendan eso y generen los marcos normativos que permitan un mayor desarrollo del movimiento cooperativo en todo tiempo.

– ¿Qué tiene que aportar el movimiento cooperativo a la actual situación económica?

Una mirada diferente de cómo se construye economía. Desde nuestra visión se pone al ser humano en el centro de todo nuestro desarrollo y no trabajando para una economía en la que el capital es quien manda y la especulación es quien ordena. El cooperativismo trabaja desagregando justamente lo que otros intentan concentrar. Nosotros construimos economía desde los territorios y con la gente y en este proceso de pandemia ha quedado claro que no es la competencia la que nos va a guiar hacia una salida en mejores condiciones, sino que es la cooperación. Sentimos que esta mirada que nosotros defendemos desde hace casi 200 años está empezando a penetrar en los discursos de los grandes lideres.

– ¿Se refiere a los ODS de la Agenda 2030? ¿Tienen mucho de los valores cooperativos?

Los ODS son la enumeración de las situaciones que nosotros venimos defendiendo desde el origen del cooperativismo. Los ODS son los objetivos que nos marcábamos antes de que el término se acuñara.

– ¿Esta estrategia ha hecho que otras figuras jurídicas adapten también principios cooperativos?

El cooperativismo es la única organización humana, a escala global, que tiene parámetros estandarizados, nuestros valores y nuestros principios. Eso nos identifica como un movimiento humano de más de 1.200 millones de miembros y mientras sigamos estos valores y principios nos identificaremos como cooperativas.

– Usted empezó en la cooperativa eléctrica de su ciudad natal. ¿Son una solución para contener el precio desorbitado de la energía?

En Argentina tenemos unas 600 cooperativas eléctricas que representan el 19% de la distribución de la energía eléctrica, pero con una federalización muy grande. El 90% de las redes de electrificación rural están en manos de las cooperativas. Esto quiere decir que las cooperativas están en las zonas rurales menos desarrolladas donde la producción realmente necesita un compromiso. Esa es la distribución. Pero lo que hay que cambiar es la generación. Hay que tomar el camino de las renovables y democratizar la matriz energética y para eso las cooperativas somos esenciales. En distintas partes del mundo están surgiendo consumidores comprometidos, vecinos que comprar su propio molino eólico. Eso ya es generación distribuida, pero además se habla también de ahorro energético, de conciencia de consumo. Hay que tender hacia lo que denominamos generación distribuida, que cada comunidad tenga la potestad de cómo consume, cómo produce y cómo se hace responsable del impacto que genera en el medio ambiente.

Publicado en: Expansión.com