El presidente de la Cooperar y de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), Ariel Guarco, sostuvo que “se necesita construir una nueva economía, centrada en el cuidado del ambiente y de las personas” y aseguró que “el cooperativismo sabe de organización de trabajo orientada a las necesidades, porque nació para eso, para pensar la economía desde las necesidades de las personas y no desde el interés del capital”.
Lo hizo en una columna de opinión publicada el domingo 15 en el suplemento Cash del diario Página 12. “La sociedad civil no puede quedarse a esperar la convocatoria de los gobiernos. Debe actuar. Y debe hacerlo ahora. En los tres niveles, local, nacional y global”, apuntó.
En el texto, y tal como viene señalando en distintas presentaciones, hizo un duro diagnóstico acerca del impacto de la pandemia. “Está dejando un doloroso aprendizaje. Está visibilizando una consigna sobre la que existe un consenso generalizado: nadie se salva solo y como humanidad estamos equivocando el rumbo. El virus desnudó esa fragilidad humana y ahora interpela: ¿cómo se sale de esto?”
Como respuestas, el líder cooperativista propuso “reducir drásticamente el impacto en el medio ambiente y, simultáneamente, achicar también la enorme e injusta desigualdad social, que nos hace frágiles para hacer frente a las necesarias medidas que demanda el cambio climático”.
También habló de un “serio problema de precariedad laboral a nivel global, que probablemente se profundice si no se discute cómo y al servicio de quién se incorporarán las nuevas tecnologías”.
A la hora de profundizar el análisis sobre cómo superar estos desafíos, sostuvo que “la solución no está en los mercados. No es la competencia la respuesta. Mucho menos en tiempos de globalización hegemonizada por el capital financiero. Tampoco alcanza con los Estados y con los organismos de cooperación internacional”.
En ese sentido, Guarco planteó la necesidad de “poner en movimiento la energía de la sociedad civil. La iniciativa de la comunidad y sus organizaciones” y llamó a “poner definitivamente en marcha ese otro tipo de economía que tiene arraigo en los territorios, que pone el foco en el bien común, cuyo centro y protagonista es cada persona”.
Dentro de ese universo de economía social y solidaria, las cooperativas “tienen mucho para aportar, en todas sus ramas, por experiencia y por solidez, porque pertenecen al territorio”.
El presidente de la ACI precisó que en el mundo hay 3 millones de cooperativas con 1200 millones de asociados. Las 300 empresas cooperativas más grandes facturan alrededor de 2000 millones de dólares al año y la facturación total del movimiento a nivel global equivale a la 5° economía del mundo, generando además 280 millones de puestos de trabajo directos.
El movimiento cooperativo es, por lo tanto, “la mayor red global de empresas constituidas desde los territorios en base a valores y principios democráticamente gestionadas por sus usuarios, productores y trabajadores”.
A nivel nacional, destacó el impulso a la Red de Municipios Cooperativos, que llevan delante de manera conjunta las entidades sectoriales y los gobiernos municipales. “Es en ese nivel donde hay que comenzar a reorganizar la economía con el centro puesto en el cuidado de las personas y del ambiente”, subrayó.
En ese proceso no solamente deben estar involucradas las cooperativas sino también “las mutuales, los sindicatos, los movimientos sociales, la comunidad académica, las cámaras empresarias locales, los clubes, las comunidades religiosas, los movimientos ecologistas y tantas otras organizaciones sin las cuales no será posible sostener el esfuerzo de la transformación social que debemos protagonizar”.