La Asamblea General de las Naciones Unidas nos propone la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye una serie de 17 objetivos que deben orientar las políticas de desarrollo durante quince años, desde su aprobación en septiembre de 2015. Aquí nos proponemos reflexionar sobre las contribuciones que podemos y debemos hacer desde las cooperativas para el cumplimiento de esas metas.
El desarrollo sostenible y la cooperación son compatibles, afines y se potencian cuando las organizaciones cooperativas se basan en los principios y valores y a su vez articulan y se comprometen con sus comunidades.
Las cooperativas y las mutuales han adquirido una gran relevancia en el ámbito empresarial, convirtiéndose en entidades socio-económicas de importancia, que actúan en favor de un dinámico desarrollo local y regional que genere mayores ingresos y tienda a una equitativa distribución del ingreso.
Los cambios y los desafíos producidos de forma acelerada exigen elegir, al interior de cada cooperativa, la opción de desarrollo correcta. Nos obligan a pensar participativamente una renovación y reformulación de las estrategias y de los procesos de gestión. Pero también requieren una urgente vuelta a la esencia, valores y principios. Es decir, un repaso integral de las lecciones de identidad e historia de cada cooperativa.
El faro de nuestra diferenciación está en la definición, los valores y los siete principios cooperativos que han sido oficializados por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI): Adhesión voluntaria y abierta; Control democrático para parte de los asociados; Participación económica de los asociados; Autonomía e independencia; Educación, capacitación e información; Cooperación entre cooperativas e interés por la comunidad.
Una cooperativa, de acuerdo a la ACI, es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada.
Para encarar las situaciones nuevas debemos resolver tenemos un mapa doctrinario vivo, solvente y validado por las respuestas concretas que históricamente dio el cooperativismo a distintas necesidades de las personas en diferentes lugares del mundo.
El Desarrollo Sostenible como una oportunidad
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que plantea la ONU son, a la vez, un desafío y una oportunidad para mostrar el diferencial cooperativo. Se trata de conectar el mapa doctrinario de la economía social y la propuesta de desafíos globales dada en esa Agenda 2030, acelerando la implementación conjunta.
Este respaldo mutuo nos permitirá proyectar mejor el futuro y optimizar la orientación doctrinaria de la economía social con un trabajo que contribuya a poner en práctica esa plataforma de metas propuestas por la ONU.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son: 1) fin de la pobreza; 2) hambre cero; 3) salud y bienestar; 4) educación y calidad; 5) igualdad de género; 6) agua limpia y saneamiento; 7) energía asequible y no contaminante; 8) trabajo decente y crecimiento económico; 9) industria, innovación e infraestructura; 10) reducción de las desigualdades; 11) ciudades y comunidades sostenibles; 12) producción y consumo responsables; 13) acción del clima; 14) vida submarina; 15) vida de ecosistemas terrestres; 16) paz, justicia e instituciones sólidas; y 17) alianzas para lograr los objetivos.
Estamos ante un mundo heterogéneo, que se está reorganizando. Por eso, buscar nexos y construir complementariedades entre los principios cooperativos y los ODS es un camino valorativo y pragmático en favor del desarrollo sostenible de las personas, de la economía social y sus comunidades.
Todos los ODS son fundamentales y tienen una meta específica. Pero deben tomarse de modo sistémico, ya que se potencian y se refuerzan mutuamente; al igual que se apoyan y alinean la definición, los valores y los principios cooperativos. Es decir, los ODS son indivisibles y requieren una necesaria interacción e interdependencia para cumplir sus finalidades y generar impacto.
También los principios que plantea la ACI son indivisibles y todas las cooperativas deben ajustarse a todos y cada uno de ellos, ya que se interrelacionan. Pero queremos alertar sobre un desvío demasiado usual: el desconocimiento y las confusiones que genera el denominado “cooperativismo a la carta”, es decir, el que transitan aquellas organizaciones que sólo eligen y aplican algunos principios, convenientes y funcionales a sus objetivos, y rechazan o dejan de lado otros que les molestan. Es erróneo seleccionar o privilegiar alguno (s) respecto de los demás, porque se desnaturalizan, se pierde impacto positivo, consistencia organizacional y se generan contradicciones.
La matriz organizacional del cooperativismo y las esferas de acción de los ODS son sistémicas y constituyen pilares sólidos que ofrecen nuevas oportunidades. También son retos que nos animan a pensar en construcciones comunes, colectivas, distintas y de planes sostenibles en favor de las personas y de sus comunidades a través de la cooperación libre, voluntaria, inclusiva e inteligente.
Cooperar entre sí
Desde la “autonomía e independencia” que plantea el cuarto principio cooperativo y sin banderías partididarias, debemos pensar en el valioso trabajo de cooperación con los Estados y en una planificación estratégica concertada a nivel regional y nacional con verdadera participación democrática, en un todo de acuerdo con el punto 17 de los ODS, que recomienda “alianzas para lograr los objetivos”. Es imprescindible movilizar y no desparramar recursos y esfuerzos.
Esta idea de interacción y construcción debe contar con la decisión, compromiso y mayor autoexigencia del estamento dirigencial. Una función de liderazgo de calidad que interprete el mundo presente “aquí y ahora” e imagine posibles mundos futuros, donde se requieren propuestas innovadoras ante los desafíos del desarrollo sostenible.
Necesitamos fortalecer vínculos para adelante, con herramientas de planificación adecuadas y una acción proactiva de conducción, de gerenciamiento, de gestión y de control de los proyectos. Debemos evitar el funcionamiento de propuestas por canales paralelos y los comportamientos isleños en la economía social.
La Agenda 2030 es una propuesta política global y debe ser pensada como una contribución para que las organizaciones de la economía solidaria puedan continuar brindando los mejores servicios posibles a sus asociados, razón de ser de su impacto en las comunidades. Esta amalgama permitirá diferenciar el accionar y la presencia en el mercado de los productos y servicios que brindan las cooperativas y las mutuales.
Otro punto de apoyo es el consenso y respaldo mundial que tiene ambas plataformas, que amplían las fronteras de incidencia para actuar concretamente y de forma eficaz en 170 países nucleados en la ONU. A su vez la ACI reafirmó en la celebración del día internacional de las cooperativas, el 7 de julio de 2018, el lema “Sociedades sostenibles gracias a la cooperación”.
Mercosur Cooperativo
Vinculado con esta propuesta, en el Mercosur las reuniones especializadas de cooperativas (RECM) y de agricultura familiar (REAF) acordaron un trabajo conjunto para el “Fomento del cooperativismo y asociativismo en la agricultura familiar en el Mercosur”, poniendo especial énfasis en los objetivos de fin de la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación y calidad; igualdad de género; trabajo decente y crecimiento económico; y reducción de las desigualdades.
Para institucionalizar una relación de trabajo intensa entre ambas reuniones a nivel regional y las políticas públicas focalizadas en el cooperativismo y la agricultura familiar se elevó al Consejo del Mercado Común (CMC), donde fue aprobado por Recomendación CMC 02/2018, en la sesión del 17 de diciembre de 2018.
Los problemas globales demandan respuestas cooperativas. La decisión política–institucional de enlazar, replantear y aglutinar las ideas entre ODS y la economía social es un accionar inteligente. Es una forma concreta de enriquecer una plataforma de desarrollo que el mundo necesita.
Sensibilizar sobre este tema y construir puentes de diálogo es el primer paso que nos proponemos. Porque hoy tenemos la gran responsabilidad de buscar el desarrollo de sociedades más sostenibles y solidarias y avanzar con el compromiso “de no dejar a nadie atrás”, como señaló el administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner.
Tenemos la convicción de que la realidad está para ser transformada, asentada en la enseñanza del Papa Francisco quien plantea que otro mundo es posible y que “el derecho al futuro es también un derecho humano”.
*Licenciado en Cooperativismo y Mutualismo. Licenciado en Ciencia Política y Gobierno.