
«Era un firme promotor de la economía cooperativa, de la cultura de la solidaridad, de la defensa del ambiente. Seguramente el líder mundial más importante del siglo XXI, abogó por un mundo centrado en la cooperación y la paz.»
Con esas palabras despidió a Francisco el presidente de Cooperar y de la ACI, Ariel Guarco, luego de la muerte del Santo Padre esta madrugada, en Roma.
Guarco -por entonces miembro del Board de la Alianza Cooperativa Internacional- fue recibido por el Papa Francisco en 2013, en una audiencia en Santa Marta a la que concurrió junto con el secretario de Cooperar, Ricardo López, y la entonces presidenta de la ACI, Pauline Green.
Poco tiempo después, en un encuentro con cooperativistas italianos, Francisco declaró que «si la economía cooperativa desea cumplir una función social fuerte, si quiere ser un agente del futuro para una nación y para cada comunidad local, debe perseguir objetivos claros y transparentes».
Y agregó: «Debe promover una economía de honestidad, una economía sanadora dentro del mal traicionero de la economía global. Una economía real promovida por las personas que tienen en su corazón y en sus mentes solo el bien común».
En otros momentos, se manifestó como un «fanático de las empresas recuperadas» y aseguró que «las cooperativas lo desafían todo, incluso desafían la matemática, dado que en una cooperativa uno más uno da tres y, en una cooperativa, un fracaso es medio fracaso».
Por otro lado, en la encíclica Laudato Si, sobre «el cuidado de la Casa Común» ponderó que «se están desarrollando cooperativas para la explotación de energías renovables que permiten el autoabastecimiento local e incluso la venta de excedentes».
En otro documento que marcó su papado, Fratelli Tutti, aseguró que «la paz real y duradera sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana».
Ayer, en su último mensaje público, reafirmó: «La luz de la Pascua nos invita a derribar las barreras que crean división y están cargadas de consecuencias políticas y económicas. Nos invita a hacernos cargo los unos de los otros, a acrecentar la solidaridad recíproca, a esforzarnos por favorecer el desarrollo integral de cada persona humana.»