Hay otra realidad, distinta a la que están vendiendo muchos medios masivos de comunicación respecto de las cárceles y el covid-19.
No hay una liberación masiva de presos. Lo que sí hay es son miles de personas hacinadas en las cárceles, hace mucho tiempo. Esto provoca demandas de parte de quienes están allí.
Como cualquier persona, no se quieren enfermar y morir. La persona que está detenida perdió su derecho a deambular, no su derecho a vivir.
Necesita barbijos, remedios o cualquier otro cuidado sanitario tal como se aplica para los ciudadanos que no están privados de su libertad.
Esto es una carencia que existe desde siempre en los penales. Por eso se necesita un cambio de paradigma en todo el sistema penitenciario de nuestro país.
No solamente el cuidado de la salud si no la capacitación, las posibilidades de reinserción, son faltas que hoy tienen las cárceles y el patronato de liberados.
En el movimiento cooperativo nos pusimos al hombro esta problemática y hoy conformamos una red con más de 40 empresas formadas en contexto de encierro.
Son unidades productivas autogestionadas por personas que salen de prisión, que se capacitan y logran reinsertarse en la sociedad a través del trabajo cooperativo. De hecho, tienen prácticamente índice cero de reincidencia.
Muchas de estas empresas hoy están produciendo insumos sanitarios y, más allá de la pandemia, ofrecen productos de calidad al mercado interno.
En Kabrones encaramos, junto a otras cooperativas, la producción de más de 300 mil barbijos en las últimas semanas. Esto nos ayuda a resurgir después de años de fuerte crisis en la actividad textil y nos empujó a abrir espacios de formación y capacitación para nuestros compañeros y para vecinos del barrio de Barrancas, donde tenemos nuestro taller.
Además, estamos ayudando con asistencia alimentaria a las familias más necesitadas, sobre todo las que viven en la villa 21-24, que necesitan hoy más que nunca un plato de comida en su mesa.
Sabemos que parte de la sociedad compra lo que venden la televisión y las redes digitales: violencia, caos, miedo. Muchos creen que los presos van a salir masivamente a robar, a matar, y no es así.
Lo que tenemos que exigir como ciudadanos que pagamos nuestros impuestos es que quienes están detenidos en las cárceles y los liberados reciban educación y el cuidado necesario para que puedan reinsertarse y no vuelvan a delinquir.
Si hasta ahora el sistema penal ha fracasado, es responsabilidad de todos y es también responsabilidad de todos buscar nuevos paradigmas, nuevos métodos de reinserción.
El modelo cooperativo es una de las grandes herramientas para lograr este cambio de paradigma.
Julio César Fuque es socio fundador de la Cooperativa Kabrones y director del Programa de Cooperativismo en Cárceles de Fecootra.