Recordar este aniversario tiene que servir para hacer memoria, tener claro quiénes fueron los responsables de todo el proceso que terminó con el colapso de la Convertibilidad y hacer lo necesario para que situaciones como estas no vuelvan a ocurrir.
En 2001 ya veníamos de más de dos décadas de privatizaciones, flexibilización laboral, destrucción de la industria nacional, remate de empresas argentinas que pasaron a manos extranjeras, y todo eso encontró su final cuando se acabaron los dólares y quisieron resolver el problema con las mismas recetas que habían causado el problema.
Nosotros habíamos fundado Cooperar 7 de Mayo en 1996, cuando la industria metalúrgica ya mostraba signos de estancamiento, y así recuperamos nuestros puestos de trabajo. De alguna manera nos anticipamos a lo que pasaría años después con el fenómeno de repercusión mundial que tuvieron las empresas recuperadas argentinas.
El estallido y la crisis de 2001 tuvieron impacto en cada hecho de nuestra vida cotidiana. En nuestra región (sur de la provincia de Santa Fe) se venían cayendo muchas fábricas, con una economía que estaba paralizada, y fue la cooperativa de trabajo la que nos contuvo y permitió que no nos dispersáramos.
Además, estábamos bajo el paraguas de una organización gremial -la UOM de Villa Constitución- desde la cual resistimos a las políticas de los 90 y luego también se dio apoyo a todos los trabajadores del sector. La Mutual metalúrgica también nos ayudó a atravesar todo ese período de crisis, desde pasar unas fiestas con algo en la mesa hasta tener vales para comprar productos básicos en los comercios de la zona.
No había trabajo, no se facturaba y los ingresos mensuales eran bajísimos. En ese escenario, a través de la cooperativa, la mutual y el sindicato, los trabajadores encontramos un sistema solidario que nos contuvo, permitió que no nos dispersáramos y nos encontró unidos para despegar fuertemente cuando los tiempos cambiaron.
A nivel nacional, y con epicentro en ese momento en la zona del Amba y la ciudad de La Plata, Fecootra –de la mano de Héctor el Gallego Garay, Nélida López y José Orbaiceta- acompañó la recuperación de muchas empresas. Todas las experiencias de autogestión previas sirvieron para dar aliento a los que producto de esta crisis iban perdiendo sus puestos de trabajo.
Hoy, en medio de una caída económica muy fuerte por la pandemia, tenemos un cooperativismo de trabajo maduro, con un recorrido que le permitió pasar de la resistencia a ser una herramienta natural a la hora de preservar puestos laborales. Estamos creciendo y tenemos muy buenas perspectivas hacia adelante. El desafío es seguir formándonos, profesionalizarnos y profundizar la integración con el resto de las ramas del cooperativismo.
Cristian Horton, tesorero de Cooperar y presidente de Fecootra.