Marcelo Tinelli estuvo con Alberto Fernández en la primera reunión convocada por el presidente electo, el 15 de noviembre, para avanzar en el diseño de un plan contra el hambre. Pocas horas después, visitó un local donde se venden productos de cooperativas.
La foto del reconocido conductor televisivo con quesos, leches y yerbas cooperativas en sus manos pareció una señal de que la oferta de la economía social y solidaria será tenida en cuenta para reactivar el consumo y paliar el déficit alimentario de gran parte de la población.
Antes del encuentro al que asistieron Tinelli y otras personalidades de la cultura, los derechos humanos y los cultos, las confederaciones cooperativas y mutuales le habían hecho llegar a Fernández un documento titulado De la urgencia frente al hambre a la construcción solidaria de economía sostenible.
“La movilización social contra el hambre es un llamado de emergencia, pero también debe servir para un replanteo profundo sobre las formas en que los argentinos y argentinas producimos, distribuimos y consumimos los alimentos, así como también profundizar el debate sobre una política alimentaria nacional”, expresaron las organizaciones a quien asumirá como jefe de Estado el 10 de diciembre.
En la misma línea, la confederación Cooperar le había entregado a Daniel Arroyo, quien tomará las riendas de Desarrollo Social, una propuesta para que las cooperativas y las mutuales puedan “sumarse activamente como empresas testigo para garantizar el cumplimiento de la regulación de precios de la canasta básica y de los precios cuidados”.
Mientras tanto, en las áreas rurales y urbanas sigue aumentando la presencia de actores de la economía social y solidaria con capacidad de democratizar la oferta alimentaria.
Por caso, el almacén donde estuvo Tinelli pertenece a la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), que está poblando sus alacenas con productos de cooperativas asociadas a la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe).
Ambas entidades firmaron en septiembre un convenio para promover “alimentos soberanos, justos y cooperativos”. El presidente de Fecofe y vocal de Cooperar, Juan Manuel Rossi, expresó que uno de los objetivos es “reconciliar la ruralidad con los sectores urbanos”.
Para Nahuel Levaggi, coordinador nacional de la UTT, en la pelea contra el hambre “no alcanza con hacer acuerdos de precio con las grandes cadenas, hay que democratizar la producción y la comercialización de los alimentos”.
Quesos, leche, yerbas, aceites, pastas secas, frutas y verduras son solamente algunos de los alimentos que pueden encontrarse en estos locales, presentes en la Ciudad de Buenos Aires, Monte Grande y La Plata.
Uno de esos locales, en el barrio de Devoto, fue inaugurado a fines de octubre de la mano de la UTT y Alimentos Cooperativos, otro de los emprendimientos que buscan facilitar a los consumidores la oferta de la economía social y solidaria.
En la Capital Federal hay más lugares que también ofrecen productos cooperativos de primera necesidad. Uno de ellos es Séptimo Varón, que lanzó hace pocos días su propia marca de leche a 38 pesos el litro.
Fuera del ámbito metropolitano, a la par de cientos de mercados populares, ferias y redes de productores y consumidores, existe la opción de conseguir productos cooperativos en la comercialización a gran escala.
La Cooperativa Obrera, nacida hace casi 100 años por impulso de un grupo de trabajadores bahienses, tiene hoy 131 sucursales en Buenos Aires, La Pampa, Río Negro y Neuquén. La última fue inaugurada el viernes 15 en Chos Malal, en el norte neuquino.