Quienes nos dedicamos a hacer software tenemos presente que somos parte de un proceso social y político. Sabemos que somos el reflejo de la tecnología que usamos. Y que más que tener la “última tecnología”, es importante tener claro qué tecnologías tenemos, cuáles son nuestras fortalezas y cuáles las debilidades para trabajar en consecuencia. Porque la tecnología nos trae siempre soluciones y problemas.
Las grandes corporaciones son militantes activos del sistema reinante. Contribuyen a su expansión y restringen las opciones alternativas. Homogenizan y disciplinan. Las pymes, en muchos casos, adhieren sin convicción. Pero adolecen de buenos sistemas de decisión, no cuentan con plataformas tecnológicas que las ayuden a desarrollar las capacidades que esta dimensión estratégica requiere y quedan envueltas en las dinámicas generales que encuadran a las relaciones comerciales. Y, por lo tanto, a pesar del esfuerzo y dedicación con la que llevan adelante su día a día, terminan siendo vulnerables a las decisiones de otros, y dependen en exceso de las condiciones del entorno.
Una forma innovadora de aplicar estas soluciones tecnológicas es compartiendo su desarrollo, uso, apropiación o ajuste entre organizaciones de un mismo rubro de actividad, como ser las Federaciones de cooperativas, en las que se pueden construir soluciones que resuelvan las necesidades de todos o muchos de sus integrantes.
La propuesta es abrir la “caja negra” de la tecnología y preguntarnos ¿qué tecnología nos vuelve más vulnerables? y ¿qué tecnología nos empodera?
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