La integración es una de las consignas más proclamadas por los cooperativistas. La dirigencia sectorial, en efecto, he hecho en los últimos años esfuerzos por vincular inter-institucionalmente a las distintas representaciones federales y confederales.
Hacia adentro, Cooperar abrió las puertas a numerosas organizaciones de diferente procedencia geográfica y rama de actividad. Conviven hoy en su seno entidades representativas de la producción -industrial y agropecuaria-, de los servicios -los públicos como energía, agua potable y telefonía y los de carácter social, como atención de la salud o turismo-, del hábitat, del consumo minorista, el ahorro y las finanzas.
Más de setenta instituciones se encuentran integradas en la Confederación, un hecho inédito en los 54 años de vida que está por cumplir.
Esto les permitió este año, por ejemplo y entre otras acciones, acceder de primera mano a herramientas como la Central de Compras impulsada por la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo (FACC).
Posibilitó, además, acordar en conjunto los lineamientos centrales del desarrollo vinculado a tecnologías de la información y la comunicación (tic), vital para alcanzar un grado de conectividad semejante al que lograron décadas atrás centenares de áreas dispersas por todo el territorio, gracias al compromiso del cooperativismo de servicios con la electrificación urbana y rural.
A través de los múltiples objetos sociales, nuestras organizaciones pueden garantizar que ese crecimiento a escala local esté orientado a la equidad y la redistribución de la riqueza. Por eso, las entidades asociadas a Cooperar decidieron trasladar la práctica de integración a los territorios.
Con el lanzamiento de la Red de Municipios Cooperativos, está abierta la puerta para que las empresas asociativas y sus instituciones representativas inviten a los gobiernos a trabajar juntos en la mejora de la calidad de vida de los habitantes.
En cada pequeño pueblo o gran ciudad hay iniciativas en marcha. Esta propuesta enmarcada en al Plan de Acción de nuestra Confederación Cooperativa solamente viene a darle forma a nivel federal a la integración territorial.
Además de fortalecer a los actores locales, será una herramienta político-institucional formidable para seguir posicionando al cooperativismo ante los poderes públicos, en busca de construir un marco normativo adecuado para su desarrollo.
En ese sentido, el énfasis en la integración no debe quedarse en las declamaciones institucionales sino que debe plasmarse en cada localidad, en cada región y, extensivamente, a la escala internacional, como un círculo virtuoso que se impulsa en las instituciones y se sostiene en la participación activa de sus bases.